Durante este año de invasión a gran escala de Rusia a Ucrania, han salido a laluz numerosos reportes de atrocidades, crímenes de guerra, violaciones a laConvención de Ginebra y atentados contra los derechos humanos.
El presidente ruso Vladimir Putin y su gobierno buscan desesperadamenteocultar la verdad acerca de la invasión y distraer la atención de los crímenes deguerra que cometen día tras día en Ucrania. Para ello, están recurriendo a laestrategia de utilizar las bellas artes y el deporte para mejorar su imagen anteel mundo, mostrándose como una supuesta nación civilizada y fraterna con una“gran cultura”, mientras invaden y bombardean un país inocente y cometenviolaciones sistemáticas a los derechos humanos.
El arte en sí mismo no es neutral ni una fuerza positiva. El arte está inscrito enun sistema, y es también una forma de replicar y propagar ideologías. De lamisma manera que boicoteamos el arte racista, es nuestro deber moral boicotearel arte que hoy por hoy respalda una cultura y una ideología genocida.
Gran parte del mundo democrático ha impuesto a Rusia sanciones económicassin precedentes en respuesta a esta invasión, con el objetivo de presionar demanera no violenta a Rusia por sus actos y dificultar sus capacidades decontinuar la agresión. De la misma manera, los boicots culturales y deportivoshan sido históricamente una forma eficaz de protestar contra regímenesautoritarios y violadores de derechos humanos, como el régimen de apartheiden Sudáfrica.
Al haber perdido mucho del comercio con Europa y el mundo democrático, Rusiaapuesta por distribuir su propaganda en Latinoamérica. El gobierno ruso invierteenormes cantidades de dinero en manipular la opinión de los mexicanos sobrela guerra, utilizando la cultura para sanitizar su reputación. Un evento como estejamás sería permitido en un país europeo, pues ahí se conocen muy de cerca lasconsecuencias históricas de respaldar una cultura agresora, y la realidad de lamasacre y el sufrimiento humano que se está viviendo todos los días en Ucrania.
Artistas, recintos culturales y consumidores de arte somos responsables deconstruir el mundo que queremos, de realizar y consumir arte que honre a lascomunidades vulnerables, y de dejar de respaldar el arte imperialista quesanitiza la imagen de los agresores y financia esta invasión genocida.
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